
Las fotocélulas, también conocidas como fotorresistencias o resistencias fotodependientes, no requieren necesariamente la luz solar directa para funcionar. Estos dispositivos detectan los niveles de luz y se ajustan según corresponda, y suelen utilizarse para controlar sistemas de iluminación exterior. Si bien la luz solar directa puede activar una fotocélula, están diseñadas para responder a diferentes niveles de luz ambiental, como la luz solar indirecta, el cielo nublado o la iluminación artificial nocturna. Siempre que la fotocélula reciba suficiente luz, podrá cumplir su función, ya sea encender las luces al anochecer o apagarlas al amanecer.